Nuestras larvas de sírfido siguen alimentándose, y su tamaño se incrementa día a día. De hecho, tras eclosionar eran practicamente invisibles a simple vista, pero a medida que pasan los días son fáciles de identificar entre las hojas de cebada.
Nos ha llamado mucho la apariencia de las larvas. A primera vista, son los pulgones los que parecen los depredadores de las larvas, tan blanditas y verdosas, pero basta con ver a alguna de ellas en acción para comprobar que estamos de lo más equivocados.
Os dejamos a continuación algún vídeo y fotografías de esta fase del experimento. ¡Esperamos que os gusten!
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